Mujeres rurales destacadas

Reconocemos hoy la labor de las mujeres rurales de localidades y comunidades mapuche de la provincia de Neuquén, para favorecer y potenciar la red de colaboración y generar un espacio para la reflexión en favor del empoderamiento de las mujeres del campo.

Desde el 2007 la Organización de Naciones Unidas (ONU) estableció el 15 de octubre como el Día de la Mujer Rural y en Neuquén para celebrarlo se está concretando la tercera edición – este año de manera virtual- de un encuentro provincial que las tiene como protagonistas.

El evento, que busca visibilizar el rol fundamental que cumplen las mujeres rurales, está organizado desde el ministerio de Producción e Industria, en su subsecretaría de Producción y el Centro de Desarrollo Económico de la Mujer (CEDEM) y otros organismos y áreas de gobierno.

En el área local, la incitaiva se trabajó desde la Dirección de las Mujeres y la Dirección de Producción. Felicitaciones a Enna Zapata, Haydee Tapia y Laura Catrileu y a todas las mujeres que representaron el departamento.

La inestimable contribución de las mujeres rurales al desarrollo

Las mujeres rurales -una cuarta parte de la población mundial- trabajan como agricultoras, asalariadas y empresarias. Labran la tierra y plantan las semillas que alimentan naciones enteras. Además, garantizan la seguridad alimentaria de sus poblaciones y ayudan a preparar a sus comunidades frente al cambio climático.

Sin embargo, como señala ONU Mujeres, las campesinas sufren de manera desproporcionada los múltiples aspectos de la pobreza y pese a ser tan productivas y buenas gestoras como sus homólogos masculinos, no disponen del mismo acceso a la tierra, créditos, materiales agrícolas, mercados o cadenas de productos cultivados de alto valor. Tampoco disfrutan de un acceso equitativo a servicios públicos, como la educación y la asistencia sanitaria, ni a infraestructuras, como el agua y saneamiento.

Las barreras estructurales y las normas sociales discriminatorias continúan limitando el poder de las mujeres rurales en la participación política dentro de sus comunidades y hogares. Su labor es invisible y no remunerada, a pesar de que las tareas aumentan y se endurecen debido a la migración de los hombres. Mundialmente, con pocas excepciones, todos los indicadores de género y desarrollo muestran que las campesinas se encuentran en peores condiciones que los hombres del campo y que las mujeres urbanas.